lunes, 9 de noviembre de 2009

Sobre la sociedad peruana y la institución universitaria


En este trabajo, se tratará de enfocar (partiendo de tres artículos de Juan Abúgattas) los problemas y las posibilidades que tiene el Perú tanto en la sociedad como en su sistema educativo, dado que ambas comparten y tienen cierta semejanza en su funcionamiento y finalidades como tales.

Primero, la sociedad peruana es entendible por contraste con lo que fueron las culturas dentro del territorio peruano hasta su interrelación con el occidente, resultando pues a lo largo de la historia, la sociedad actual, por otro lado, las instituciones que hasta muy poco parecían inherentes a todo orden civilizado y sin los cuales era imposible pensar las alternativas para una sociedad respetable y deseable; entre esas instituciones se encuentra la universidad, que hace siete u ocho siglos adoptaron formas de base elemental en Latinoamérica.


La sociedad peruana sufre problemas desde sus inicios por las siguientes causas. La primera sería el carácter de la revolución que se tuvo y asimismo de las gentes que tomaron el liderazgo, donde no sólo el Perú sino que la mayoría de
las naciones latinoamericanas fueron destinadas a jugar un papel secundario en el ámbito internacional, es más, las guerras emancipatorias sirvieron para preparar el terreno donde se daría nacimiento a repúblicas excluyentes y con vocación de pequeñez y el Perú era el mas claro ejemplo de una república excluyente y limitativa.


Un segundo asunto es el tipo de referente ideológico. Los líderes hicieron prevalecer el más estrecho liberalismo económico en vez de un espíritu liberal netamente político donde el ciudadano debía ser autosuficiente y consciente de sus intereses además informado y educado, por tanto, el liberalismo produjo en la práctica sociedades débiles y desindustrializadas que es nuestro caso.


Una causa a considerar es la población, donde lo que tenemos no es otra cosa que una república de enclaves, en la que la mayoría de la población siente ajena
la república, todo esto son más que los antecedentes de la sociedad actual, las tendencias autocentradas del indigenismo y el mesticismo.

Las propuesta aprista o de Mariátegui sólo son intentos y en otras casos asimilaciones al proceso de un proyecto nacional, es aquí donde se empezó a reflexionar al Perú como un problema más latente, “la identidad”, que impedía que el país se formara como nación. Por consiguiente, el Perú refleja en su sociedad todo lo contrario a una sociedad civil, donde ésta es una asociación de ciudadanos libres, y no de redes de corporaciones y de personas que no

Sienten tener algo en común.

Esto tiene que ver con las conductas de las personas, con el tipo de motivaciones y de valores que manejan en sus relaciones que aportan a configurar las formas sociales en el Perú.


El Perú por consiguiente, no es más que la formación demasiado rudimentaria, de la sociedad peruana que es la familia, concebida como una sociedad corporativa, en la cual hace que
se base en corporaciones que funcionen con la lógica de la familia y cuyos intereses de cada corporación antepone sistemáticamente a los del conjunto.

Anteponer los intereses de la familia a los del país, refleja la vida peruana dominada por el ventajismo y el aprovechamiento, donde no se encuentra un proyecto de vida en común y élite que lo conciba y administre, en general, de la lógica clientista de los partidos, los militares y del mismo estado. Por tanto, los miembros de la sociedad peruana tienden a agruparse en todo tipo de corporaciones pequeñas para hacerse un espacio y conseguir no la vivencia sino su sobrevivencia.

A lo dicho anteriormente, Juan Abugattas propone como la tesis a enfatizar, que en el Perú se da “la moral del vivo”, con lo cual la distinción de toda comunidad humana se da en el Perú en ámbitos muy pequeños y que no guarda correspondencia con la existencia de un estado nación.
Es por esto que hasta ahora, todas las instituciones que han sido estables se han convertido en corporaciones, es aquí donde la universidad ha sido afectada, ya que ha dejado de ser funcional para una sociedad actual como la nuestra.

Temas como éste (la institución universitaria) son los que se abordan cotidianamente en las reuniones de movimientos estudiantiles, centros de estudiantes, profesores en sus respectivos horarios de cursos, alumnos en sus tiempos libres y en otros diversos momentos. Todos ellos con una visión diferente pero con el mismo objetivo, la mejor de las universidades posibles, la cual pueda ser una institución que resuelva problemas y satisfaga necesidades.

Pues bien, en una de tantas reflexiones y debates que recuerdo haber leído sobre el tema, me llamó mucho la atención la pregunta y el argumento siguiente que hace el filósofo Juan Abugattas[1] :

¿Necesita el Perú de hoy una universidad y si así fuera, para qué?

Mi impresión es que el país desconcertado, débil, aplastado, trabado en el cual vivimos hoy no necesita de una universidad. La mediocridad de la vida peruana bien puede seguir su senda sin necesidad de contar ni con espacios de creatividad espiritual, ni con centros de formación profesional de calidad.

No es este Perú presente, pues, el que requiere una universidad seria y pujante, sino otro Perú, uno que debe ser construido y que difiere radicalmente del actual, producto de más de ciento ochenta años de frustraciones, de perfidias, de prejuicios y derrotas. No es el Perú de 60% de pobres y miserables, del 60% de niños desnutridos y abandonados. Ni tampoco el Perú que ha expulsado al 10% de su población y que la sigue expulsando cada día.

A éste Perú le basta y le sobra un remedo de universidad, que además, ya posee en abundancia […] la universidad que necesitamos es un instrumento de cambio, es la productora de los instrumentos principales del cambio. Ni es una fábrica de producción de capital humano para el mercado, ni una escuela de administradores de la crisis, ni una academia de sobrevivientes, astutos e instruidos pero condenados a la tercería.

Resalto esto porque me parece lo más claro y preciso para empezar, donde se ve una imperante reestructuración política, donde no caigamos en ese remedo de universidad, donde las facultades como por ejemplo la estatal en su mayoría funcionen de manera aisladas, viendo cada una sus conveniencias y peor aún mayormente, ni los intereses de la facultad como tal sino individual y en el caso del universitario, con el único interés de llegar a una carrera o acortar periodos de estudios o que dentro de la misma universidad, se dediquen hacer politiquería, teniendo por sobrenombre “el eterno estudiante”.

Es por ello que una universidad como ésta necesita las bases y reestructuración para ser la institución que necesita un país como éste. Para ello estoy en total acuerdo con las alternativas siguientes:

La elevada cantidad de profesionales, sobre el aparato productivo y la administración, es más grave aún si se considera que los profesionales formados, no lo están en las carreras y disciplinas que el mercado de trabajo requiere, ello se debe a que en su mayoría, las universidades están desactualizadas en cuanto a los instrumentos educativos que disponen, sin centros de información actualizados, ni buenas bibliotecas. Todo ello da como resultado un país fuera de competencia.

Asimismo dentro de la universidad peruana con respecto a las carreras que se ofrecen, así como la creación de escuelas y facultades que no responden a las necesidades del país, da un cierto cortoplacismo que ha llevado a la proliferación de carreras que aparentemente tenían demanda en la sociedad y donde ésta conlleva a la sobreproducción de profesionales.

Ante ello debemos tener en cuenta que la calidad y excelencia que se busca en esta reestructuración de la universidad necesita el más alto nivel de exigencia, esto es, temas como “gratuidad” debería ser por una llamada “meritocracia”, es decir, la manera de buscar personas que tengan un buen nivel de producción tanto en sus cursos como en sus trabajos de investigación. De igual manera a los profesores tanto en su docencia como en sus investigaciones debería haber también un cierto tipo de meritocracia. Todo esto por tener un espacio para el intercambio libre de ideas y la de tener buenos profesionales a los cuales encarguemos el futuro del país.

Por tanto debe haber un examen sobre el número y calidad de los profesionales que deben albergar en la universidad. Qué capacidades debe tener y qué visiones debe emprender. Para ello se debe exigir, el mejor criterio de evaluación para colocar personas en una carrera o especialidad. Una regulación de tal envergadura nos hace ver que no necesitamos tanta cantidad de universidades como se nos presenta actualmente.

Necesitamos universidades que cumplan su función tal y como la demandan, de ser centros de investigación que puedan estar inmersos en las demandas y necesidades dentro de la sociedad misma.

De no ser así, queda en nosotros los alumnos, crear los espacios necesarios, instaurando niveles de investigación interdisciplinarios, trabajos grupales y de investigación; se ven propuestas de exigencia y movimientos estudiantiles que son por su parte razonables y entendibles, sin embargo faltan grupos que puedan cohesionarse entre alumnos y profesores, siendo de esta manera un comienzo de proyecto de modelo universitario que necesita el Perú.

Por lo tanto, para finalizar cabe resaltar el cortoplacismo, que hace en ambas la voluntad de sobrevivencia fundada únicamente en el interés y por tanto, genera una vida muy cerca de la desesperación.


Por consiguiente, debemos reconocer, nuestras opciones para poder insertar al Perú en competencia
con otros países del mundo y a la universidad insertada y fundada en la sociedad. La inserción reflexiona en el mundo por parte de la universidad, podría significar una aspiración de construir una comunidad digna y autónoma.

El estado por su parte debe entender que la universidad tiene que ser su mejor inversión colectiva,
con lo cual, ésta, debe estar estrechamente ligada a las demandas del estado y la sociedad en general.
Pues se debe hacer asimismo entender que, si el principal problema de la sociedad es su “ceguera colectiva”, es decir nuestro problema político, la universidad, por su parte debe entender que ella es académica y esencialmente política en grado sumo y que su que hacer político es estratégico.


El vínculo estado-universidad implica que se mantengan nexos permanentes y estrechos con las demás instituciones del país proporcionando información y asesoría permanente.

Estas condiciones serían algunas de las alternativas para que se pueda constituir un país viable e insertado al mundo, donde se encuentre un proyecto de vida en común y una élite que lo conciba y administre y no un país que enfrenta sus problemas con su famosa frase ya institucionalizada “borrón y cuenta nueva”.

BIBLIOGRAFÍA.

Juan Abugattas. La búsqueda de una alternativa civilizatoria. Discurso de orden en la inauguración del año académico Lima 2004 de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Serie: cuadernos de reflexión y debate, VI. 2005Pg. 186.

Juan Abugattas. El Perú visto más allá de su coyuntura. Lima 2004 de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Serie: cuadernos de reflexión y debate, VI. 2005 Pg. 1.37.

César Germaná. Modernización y universidad. Lima 2004. Serie: cuadernos de reflexión y debate II. Pg.49.

Zenón Depaz. Elementos para el diagnóstico de la universidad peruana. Lima 2004. Serie: cuadernos de reflexión y debate II. Pg. 97.

Juan Abugattas. Elementos para un debate sobre la universidad. Lima 2004. Serie: cuadernos de reflexión y debate II. Pg. 15.



[1] Juan Abugattas. La búsqueda de una alternativa civilizatoria. Discurso de orden en la inauguración del año académico 2004 de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Serie: cuadernos de reflexión y debate, VI. 2005Pg. 186.

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