domingo, 10 de mayo de 2009

Respecto al Boletín del Centro de Estudiantes de Filosofía

El Centro de Estudiantes de Filosofía da un cordial saludo a todas las personas interesadas en este espacio. El presente boletín (y su contraparte virtual, el blog) tiene como objetivo primordial crear un espacio de diálogo, debate y discusión. No sólo entre los estudiantes de filosofía sino a todo el que le pueda interesar este ámbito y a su vez poder llegar a lograr nuestros propósitos: generar las condiciones para construir una comunidad filosófica, originando (y eso esperamos, con el tiempo) una tradición filosófica. Es por ello que consideramos el desarrollo de este espacio como uno de los objetivos importantes, de entre varios que se ha trazado el CEF. Pero ¿Por qué un espacio como éste? La respuesta no es tan sencilla. Podría ser el medio que genere las condiciones necesarias para la comunicación en nuestra comunidad, y es la forma cómo podemos poner en práctica nuestra actividad como profesionales. El riesgo –de no explotarlo adecuadamente– es que este medio no sea el conveniente para comunicarnos. Pusimos este medio como objetivo porque nos preocupaba la falta de producción por parte no sólo del estudiantado de Filosofía sino también por los egresados y los profesores y aun teniendo los espacios no poder explotarlos adecuadamente.
No creemos que la causa se deba a la indiferencia por parte de todos los mencionados anteriormente, tampoco queremos pensar que somos ágrafos como sentenció un gran profesor de Filosofía. Suponemos que es la falta de oportunidades la que origina esta falta de producción escrita, ¿Por qué producir textos? Porque consideramos que el filósofo se evalúa por sus producciones –a menos que se quiera construir nuestra propia doctrina no-escrita–. Entonces ¿Qué pasa con nosotros? Es la pregunta que cada uno debe pensar. Pues bien ¿Podríamos imaginar a Augusto Salazar Bondy, David Sobrevilla, a A. Wagner de Reyna, entre otros grandes filósofos peruanos, sin sus textos? Nos parece absurdo. Lo asumimos como un mea culpa y proponemos explícitamente lo que queremos ser como futuros filósofos. ¿Queremos repetir entre balbuceos a los filósofos europeos? ¿Decir que la filosofía es un goce especulativo y consolarnos con un nihilismo radical como propuesta filosófica? Entre otras cuestiones. Pues bien, en nosotros queda la forma en que podamos aprovechar este medio, ejercitarnos en esta forma fundamental y práctica de todo filósofo –y más que filósofo, sobre todo humanista– es una apuesta que es factible y sus resultados se verán en el diálogo en nuestros salones y auditorios. Pues bien, le diremos algo: “Queda el uso de este medio por ustedes, por lo tanto: lo toman o lo dejan”.

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