Esta es una reseña sobre el texto de Octavio Chon “Naturaleza”, la cual pretende tan sólo mostrar lo que comprendí del texto y alguna inquietud que surgió en la marcha de su lectura.
1° Este es un discurso que presenta una reflexión ética acerca de la acción del hombre sobre la naturaleza, entendida ésta, en un principio, como la realidad externa y circundante al sujeto de acción.
2° El discurso toma como punto de partida la observación de los hechos, siendo estos los actos del hombre sobre la naturaleza, actos que tienen como único fin el bienestar del hombre.
3° Los fines de las acciones humanas los elige la conciencia que posee y realiza cada uno de los seres humanos, por lo que el discurso de Chon intenta descubrir tres cosas: a) la conciencia del hombre que se asume como distinta a la naturaleza es una falsa conciencia, en tanto no hace uso de su absoluta libertad para elegir los fines adecuados a sus propios intereses, sino que se encuentra mecanizada al adoptar irreflexivamente el aparato de valores que le presenta imperativamente la sociedad a la que pertenece; b) cuando el hombre se da cuenta de que ha hecho uso de aquella falsa conciencia es que puede iniciar la verdadera reflexión sobre la relación que establece la naturaleza con él, reflexión en la cual concibe su pertenencia a aquélla; c) el reconocimiento de tal pertenencia modifica la estructura valorativa del sujeto reflexivo, así como la concepción de sí mismo, la de un sujeto que depende de la naturaleza y que se configura de acuerdo a sus leyes, al parecer, tanto físicas como espirituales. Al fin, una vez transitada esta odisea, el ser humano pleno se halla en condiciones de actuar responsablemente sobre el mundo del cual se siente parte.
Basándome en ésta reseña, me pregunto si habrá una relación tan estrecha entre las acciones que realizamos cotidianamente y los fines a los que aspiramos para realizarnos como seres plenos, pues siempre habrá una realidad que se presente como negación de nuestra existencia, y que paradójicamente constituye el espacio mediante el cual podemos intentar realizar los fines que hemos elegido o adoptado. Por otro lado, no estoy tan seguro de la necesaria conclusión a la que llegaría la negación de la conciencia mecanizada, ¿acaso no podríamos concluir que el mundo es tan sólo un recurso finito del cual podemos echar mano en cuanto no afecte a las condiciones necesarias para la vida? Me parece que cualquier ser humano que se reconozca como habitante del mundo puede darle un valor al mismo de tal manera que se adecuen a los fines que se proponga realizar.
1° Este es un discurso que presenta una reflexión ética acerca de la acción del hombre sobre la naturaleza, entendida ésta, en un principio, como la realidad externa y circundante al sujeto de acción.
2° El discurso toma como punto de partida la observación de los hechos, siendo estos los actos del hombre sobre la naturaleza, actos que tienen como único fin el bienestar del hombre.
3° Los fines de las acciones humanas los elige la conciencia que posee y realiza cada uno de los seres humanos, por lo que el discurso de Chon intenta descubrir tres cosas: a) la conciencia del hombre que se asume como distinta a la naturaleza es una falsa conciencia, en tanto no hace uso de su absoluta libertad para elegir los fines adecuados a sus propios intereses, sino que se encuentra mecanizada al adoptar irreflexivamente el aparato de valores que le presenta imperativamente la sociedad a la que pertenece; b) cuando el hombre se da cuenta de que ha hecho uso de aquella falsa conciencia es que puede iniciar la verdadera reflexión sobre la relación que establece la naturaleza con él, reflexión en la cual concibe su pertenencia a aquélla; c) el reconocimiento de tal pertenencia modifica la estructura valorativa del sujeto reflexivo, así como la concepción de sí mismo, la de un sujeto que depende de la naturaleza y que se configura de acuerdo a sus leyes, al parecer, tanto físicas como espirituales. Al fin, una vez transitada esta odisea, el ser humano pleno se halla en condiciones de actuar responsablemente sobre el mundo del cual se siente parte.
Basándome en ésta reseña, me pregunto si habrá una relación tan estrecha entre las acciones que realizamos cotidianamente y los fines a los que aspiramos para realizarnos como seres plenos, pues siempre habrá una realidad que se presente como negación de nuestra existencia, y que paradójicamente constituye el espacio mediante el cual podemos intentar realizar los fines que hemos elegido o adoptado. Por otro lado, no estoy tan seguro de la necesaria conclusión a la que llegaría la negación de la conciencia mecanizada, ¿acaso no podríamos concluir que el mundo es tan sólo un recurso finito del cual podemos echar mano en cuanto no afecte a las condiciones necesarias para la vida? Me parece que cualquier ser humano que se reconozca como habitante del mundo puede darle un valor al mismo de tal manera que se adecuen a los fines que se proponga realizar.
Gonzalo Morán
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