sábado, 30 de junio de 2007

Galileo y el cambio de paradigma conceptual


En mi escrito “Galileo y el cambio de paradigma conceptual” explicaré el proceso intelectual de Galileo (1564-1642) desde dos aspectos: el aspecto histórico y el aspecto estrictamente filosófico.

ASPECTO HISTÓRICO:

Primero, cuando Galileo ingresa en 1581 a estudiar en la universidad de Pisa, su primer influjo intelectual fue Arquímedes. En sus escritos llega a designarlo como el divino, el sobrehumano, el inimitable. Arquímedes ejerció poderosa influencia en Galileo, pero no a través de la geometría o de la matemática pura, sino a través de los principios físicos pro­puestos por aquel griego. Galileo asimiló aquel proceso que implicaba partir de principios intuitivos y a través de procedimientos matemáticos (desarrollados con todo rigor lógico) obtener leyes naturales. Sin embargo, Galileo se separa de Arquímedes en que no trata de obtener una ley en el campo ideal de la matemática, sino en el campo real de la naturaleza, y de ahí la necesidad de su comprobación en tal mundo real. Es decir, complementa el modelo matemático de Arquímedes con su método experimental. Conduciéndolo a uno de los prin­cipios básicos de la física actual: el poder de la matemática como herramienta indispensable en la investigación de las leyes naturales.

Segundo, en esta época la ciencia y la filosofía estaban bajo el influjo de Platón y de los peripatéticos (aquellos seguidores de la filosofía aristotélica). Además la astrología tenía aceptación en todas las clases sociales. En astronomía, la Iglesia Católica defendía dos con­cepciones astronómicas distintas: a) la teoría de Aristóteles de las 34 esferas concéntricas, la cual es un sistema matemático (geometro-cinemático) sin realidad física alguna, que era una modificación del sistema astronómico anterior (platónico-pitagórico). b) la teoría de Ptolo­meo, la cual afirma que la tierra está fija e inmóvil y que los demás cuerpos celestes giran a su alrededor. En cambio, la teoría de Copérnico es sólo aprobada en tanto hipótesis para “salvar las apariencias”. Esta teoría heliocéntrica de Copérnico afirmaba que el Sol está en el centro, fijo y que los demás cuerpos celestes giran a su alrededor. Por eso en 1597, Gali­leo al igual que Kepler (contemporáneo de él) muestran su adhesión a la teoría heliocéntrica. Porque para Galileo la teoría de Copérnico le permite explicar muchos fenómenos de la naturaleza, que las otras teorías no podían hacer (la de Aristóteles y Ptolomeo). A saber, Galileo encontró en Copérnico el sustento teórico para afirmar que la astronomía no trata de “salvar fenómenos” sino de explicar hechos y realidades.
Tercero, en agosto de 1597 Galileo muestra su adhesión a la teoría de Kepler. Esta teoría confirma y refuerza la teoría Copérnico. Porque para explicar las distancias entre las órbitas planetarias (órbitas que se consideraban circulares erróneamente) pro­puestas por Copérnico. Kepler planteó que el Sol ejerce una fuerza que disminuye de forma inversamente proporcional a la distancia e impulsa a los planetas alrededor de sus órbitas. Que luego Kepler explica en su libro “Astronomía nova” (1609) como la pri­mera ley del movimiento planetario: los planetas giran en órbitas elípticas alrededor del Sol y no circularmente.
Cuarto, Galileo en su libro “Dialogo sopra i due massimi sistemi mondo” (1632) defiende la teoría de Copérnico a través de su personaje Sagredo y refuta la concepción de Aristóteles, acerca de la distinción entre el mundo sublunar y el mundo celeste. Confirmándolo rotundamente con sus observaciones astronómicas a través del telescopio. Porque afirma que la tierra es un cuerpo como cualquier otro en el universo: sometida a movimiento alrededor del Sol. Esto produjo el ataque de la Iglesia Católica que en 1633 prohibió el “Dialogo sopra i due massimi sistemi mondo” y censuro las doctrinas de Galileo respecto a la estabilidad del Sol y el movimiento de la tierra.
Por último, durante el proceso que le abrió la Inquisición Galileo refuta inteligentemente las escrituras de la Iglesia Católica. Afirma lo siguiente: A) lo divino nos ha dotado de razón para conocer el universo a través de la astronomía, de la cual muy pocos datos traen las escrituras. B) las escrituras no mienten ni admiten replica en materias de salvación y de fe. Pero sus intérpretes pueden errar. C) las escrituras como están escritas para el vulgo en lenguaje metafórico se adaptan a las creencias comunes, pero no a las científicas. Por tanto, es mejor atenerse a los hechos verificados por la ciencia natural. D) las escrituras son buenas respecto a la fe, pero no en la ciencia. Porque en ciencia son mejores (superiores a las escrituras) la geometría y la aritmética. Y E) las verdades divinas fruto de la autoridad no pueden ser objeto de ciencia, sino las leyes naturales producto de la razón.

ASPECTO FILOSÓFICO:

Primero, Galileo estaba en contra de los seguidores de Aristóteles (los peripatéticos). Porque aquellos consideraban el testimonio de Aristóteles como irrefutable e indiscutible, sin necesidad de verificarlo con la experiencia. Asimismo, estaba en contra de la opinión general que podían tener varios individuos respecto a un determinado hecho sin basarse en la experiencia ni en la observación. Así pues, la observación, la experiencia y la verificación son pasos necesarios para obtener conocimiento científico coherente con la naturaleza.

Segundo, para Galileo “la filosofía está escrita en este grandísimo libro que continuamente está abierto ante nuestros ojos: el universo. Pero no puede entenderse si antes no se procura entender su lengua y conocer los caracteres en los cuales está escrito. Este libro está escrito en lengua matemática, y sus caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las cuales es totalmente imposible entender humanamente una palabra, y sin las cuales nos agitamos vanamente en un oscuro laberinto.”(1) Por eso la recopilación de los datos se da a través de una cierta ordenación, que es dada por la razón matemática, en la cual están fundadas las relaciones legales (leyes científicas) de los fenómenos.

Tercero, Galileo distingue las características propias de los cuerpos de aquellas que pertenecen sólo a nuestros órganos sensitivos. Estas características cuantitativas e inseparables de los cuerpos materiales son la cantidad, la figura, la magnitud, el lugar, el tiempo, el movimiento, el reposo, el contacto, la distancia y el número. En cambio los sabores, olores, colores y sonidos son características propias de nuestros órganos sensibles. De modo que, suprimido nuestros órganos sensitivos estas características subjetivas quedan eliminadas y anuladas. En esta necesidad de superar la apariencia sensible de lo puramente cuantitativo, cuyo horizonte está determinado por lo mensurable, emerge como el único conocimiento objetivo, verdadero y coherente con la naturaleza.

Cuarto, su método es a la vez inductivo y deductivo (compositivo y resolutivo respectivamente). El primero reduce a una forma legal (ley científica), a una fórmula matemática, los diversos hechos observados; en cambio el segundo deduce de la ley general los mismos hechos contenidos en aquella ley. Y ambos métodos se complementan para verificar experimentalmente (bajo el dominio de la matemática) las hipótesis.

Por último, respecto a nuestro entendimiento, en cuanto al modo y a la multitud de las cosas entendidas, es en infinita medida superado por el divino. El intelecto divino puede conocer todas las cosas con la simple aprehensión de sus esencias; en cambio el hombre sólo puede conocer pocas cosas a través de la experiencia y la verificación. Para Galileo era imposible conocer las esencias y las causas primeras o, mejor dicho, no creía que las esencias y las causas primeras fueran objetos de conocimiento científico. Y que nuestro conocimiento debe limitarse al campo de los fenómenos (esto es a determinar las características y accidentes de los cuerpos materiales). Porque la ciencia de la naturaleza no puede formarse mediante hipótesis no sometibles a la verificación experimental.

CONCLUSIÓN:

En este proceso Galileo establece una nueva visión de la naturaleza. Porque supera la limitada concepción teológica y metafísica para pasar a una concepción estrictamente científica y experimental. A saber, supera el paradigma conceptual medieval por el paradigma conceptual de la filosofía natural moderna.


Luis Carrera Honores

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Nota 1: “il saggiatore”, Galileo. Florencia, G.Barbera Editore, 1864.59 y 60 págs. Traducción de José babini. El “il saggiatore” fue publicado originalmente en 1623.

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