viernes, 29 de junio de 2007

Política universitaria



La política universitaria se ha reducido a la lucha entre un colectivo alienado y las autoridades que casi siempre menosprecian cualquier iniciativa estudiantil. Esta situación ha promovido el nacimiento de caudillos que lideran estas aparentes luchas reivindicativas y operadores políticos que trafican voluntades. Los operadores políticos forman parte de las dificultades de vivir en democracia, son la manifestación de la imperfección de nuestro aparentemente representativo sistema, los caudillos comparten esta característica con los operadores políticos,ambos son agentes residuales de la maquinaria democrática. Mi punto de vista es de estudiante y como tal se circunscribe a las preocupaciones de la óptica estudiantil. Con esa aclaración procederé a explicitar mi crítica a la forma en que se ha venido desarrollando la actividad política en el claustro universitario.
En mi análisis, considero que el operador político es menos nocivo para la actividad estudiantil que el caudillo universitario. El caudillo es un obstáculo inmanente, éste se encarga de entorpecer cualquier impulso estudiantil que no entone con sus pretensiones, a saber, obtener el reconocimiento popular a cualquier precio. El operador político por su parte, es un comerciante de conciencias que sólo aparece cuando las ánforas se usan para elegir a nuestras autoridades. Este agente es oportunista por excelencia y su derrota es inminente ante una comunidad estudiantil organizada que apueste por la participación política en la universidad. Por esta razón el operador político es un elemento advenedizo, un factor externo que estará presente allí donde una colectividad no esté dispuesta a asumir con hombría la labor política propia de la vida en sociedad. El caudillo en cambio es un enemigo inmanente del desarrollo de las auténticas fuerzas estudiantiles, éste obstaculiza las reales reivindicaciones estudiantiles que nada tienen que ver con el aumento de raciones alimenticias o con las exigencias mendicantes de un sector paupérrimo del estudiantado.
En consecuencia, nuestro esfuerzo debe estar focalizado en derrotar primero a los cau­dillos, a estos caciques estudiantiles que son mucho más perjudiciales que los mercade­res de la voluntad. Del mismo modo como la sociedad civil engendra y enfrenta a pro­letarios y burgueses, dueños estos de los medios de producción dentro de la propuesta teórica marxista, así la universidad engendra y enfrenta a estudiantes productores de conocimientos y caudillos con pretensiones gamonales, dueños de los medios de rebe­lión. Sólo venciendo a este enemigo inmanente es que podremos enfrentar, en tempo­rada electoral, a los operadores políticos que son estudiantes entregados a las vicisitudes del libre mercado. Entonces, y sólo entonces, estaremos en capacidad de participar de la autorregulación de nuestra comunidad universitaria.
En estos momentos, Letras es el último bastión del caudillismo, entendido como el gobierno de un caudillo. Lo más nefasto de este caudillismo es que ha hecho de la agra­fía una tradición, no puede pensar, y mucho menos escribir, lo que su antojadiza moti­vación le sugiere. Que esto no resulte extraño, pues el caudillaje siempre se caracterizó por su labor entorpecedora del real desarrollo de las fuerzas rebeldes, en nuestro caso, una rebeldía ante nuestra situación de estudiantes oprimidos por la ignorancia y la buro­cratización institucional a todo nivel.
Rehusémonos al acatamiento de los caprichos de los caudillos, estos pretende­rán engañarnos nombrándose a sí mismos defensores de los pobres y promotores de una cultura democrática. Digámosle no a las arremetidas de quienes otorgan el epíteto de “derecha reaccionaria” a quienes no sintonizan con sus propuestas mesiánicas. De no hacerlo, no habrá posibilidad de quejarnos de la universidad y su dinámica, no podría­mos emitir reclamo alguno si nos quedamos como observadores pasivos del desarrollo político estudiantil.
.


Derreinenvernunft

14 comentarios:

Anónimo dijo...

El problema es la actitud individualista de los caudillos. En los individuos que, sin trabajo de bases, dicen tener la "óptica del estudiante", se nota explícitamente la intencionalidad personal del ejercicio de la política. Sin embargo, hay que evitar caer en el otro extremo: la del estudiante tecnocratizado, desligado de toda concepción ideológica. Muchas veces, hay problemas para enfocar dialécticamente la realidad universitaria (atendiendo a las necesidades internas y externas), y por lo mismo se cae en concepciones dogmáticas. Ante ello, debe revitalizarse la actitud radical de la filosofía, atender a que estamos en un contexto más amplio, y que la universidad debe ponerse al servicio de la sociedad...

Anónimo dijo...

Suscribo completamente la intervención del compañero "Enrique Fernando". Más allá del relativismo imperante (una muestra del deseo de esquivar el poder de la críticas objetivas), definitivamente es la práctica la que decide quién tiene mayor autoridad para opinar respecto de la problemática estudiantil y social. Como decía Mao, "el que no ha investigado..."

Anónimo dijo...

El presente texto corregido es enviado con el objetivo de precisar con mayor contundencia algunos puntos que considero se presentaban ambiguos en mi comentario sobre el texto “La política universitaria”. Espero la comprensión del caso y puedan publicar el texto corregido.

Algunas ideas en torno al caudillismo (corregido)

El caudillismo es una enfermedad presente en las organizaciones políticas y que corresponde a un momento de atraso en el desarrollo del movimiento político. En el caso de nuestra Facultad, los gremios estudiantiles tienen una serie de lastres y entre ellos el caudillismo. Estos lastres están en clara correspondencia con el desarrollo del movimiento estudiantil el cual viene saliendo de todo un proceso de reconstrucción luego de los severos golpes que le proporcionó la intervención militar y administrativa, como son toda esa serie de decretos legislativos que modificaron la estructura de las universidades públicas. Mi aporte va en el sentido de que debemos entender primero este proceso, segundo, la situación actual por la que pasa el movimiento estudiantil y luego, definir con claridad donde y como se expresa el caudillismo en el seno de las distintas organizaciones gremiales y partidos políticos dentro de la universidad.

En la actualidad el movimiento estudiantil viene saliendo de un proceso de despolitización y desideologización en el que se sumió luego de la etapa de represión de la actividad política y de la expresión de las ideas. Precisamente, los caudillos y los operadores políticos se nutren de este contexto porque las organizaciones políticas estudiantiles existentes en la universidad tienen límites en su trabajo de bases. Esto podremos analizarlo más ampliamente en un próximo trabajo.

Para analizar en qué consisten estos límites es preciso por una parte haber militado o estar militando en alguna organización política estudiantil, si no es así sólo podremos hacer un análisis desde fuera y nuestro análisis cojeará. Es necesario no sólo tener un punto de vista de estudiante si no de estudiante político que haya dejado tras de sí una serie de prejuicios que consisten en decir que “las reales reivindicaciones estudiantiles no tienen nada que ver con el aumento de raciones y las exigencias mendicantes de un sector paupérrimo del estudiantado”. Las reales reivindicaciones descansan sobre una plataforma amplia que incluyen el aumento de raciones, el derecho a residencia, la defensa del medio pasaje. Si el sector del estudiantado que no tiene carencias económicas considera que exigir más raciones es mendigar pues está plenamente justificado por su condición de clase y su educación ideológica con la que viene a la universidad. Superar el caudillismo implica superar a quienes piensan que reivindicar derechos, como el aumento de raciones, el derecho a residencia, la defensa del medio pasaje, es mendigar e implica proponer que la plataforma estudiantil no puede limitarse a las reivindicaciones básicas (legítimas pero insuficientes) del estudiantado sanmarquino sino que dicha plataforma se debe ampliar a una temática académica y de investigación. Es necesario entender que la contradicción principal en el movimiento estudiantil no es entre estudiantes productores de conocimientos y caudillos (ésta es una contradicción secundaria y me atrevería a decir que sólo existe en la mente del autor del texto) sino que la contradicción principal se encuentra entre los estudiantes académicos “cien por ciento” y estudiantes que investigan y a la vez asumen claramente una política y una ideología, entre estudiantes pragmáticos e individualistas, por un lado, y estudiantes solidarios, por otro; contradicciones que no son más que un relativo reflejo de las contradicciones que se expresan en una sociedad clasista como la nuestra.

Para defender una posición derechista y reaccionaria no es preciso preparar todo un argumento contra los caudillos, basta simplemente con que uno se asuma derechista y reaccionario. Sería realmente interesante que el autor plantee cómo es que Letras es el último bastión del caudillismo. Es decir, ¿en otras facultades no existe caudillismo?. Al parecer, el autor es un gran conocedor de los vaivenes políticos del movimiento estudiantil; es una pena que se restringa a un punto de vista “puramente estudiantil”. Las dificultades de vivir en democracia no provienen precisamente de los caudillos. Eso sería encumbrarlos, idealizarlos, darles atribuciones que no poseen. Las dificultades de vivir en democracia provienen de una política económica elaborada por intereses foráneos, imperialistas y ejercida por una clase dominante que sirve a dichos intereses foráneos y que utiliza el aparato estatal para aplicar dicha política económica y perjudicar los intereses de las grandes mayorías. De la contradicción principal entre imperialismo y pueblos oprimidos se derivan las demás contradicciones de nuestra sociedad.

Anónimo dijo...

Si se afirma que hay que poner a la universidad al servicio de la sociedad y por otro lado tener una visión dialéctica respecto a la relación entre la sociedad y la universidad, al fin como se da en la practica porque suena muy bien y muy enterado , pero ¿qué significa?

Anónimo dijo...

El caudillismo no tuvo su origen en la intervención militar ni en la dictadura fujimorista, éste ya venía desde antes de darse estos procesos. No fue la represión del estado la única que originó el desmontaje del movimiento estudiantil. Uno de los factores principales para esta despolitización fue precisamente la praxis política que había asumido el movimiento estudiantil que a pesar de tener como base su rebelión contra las formas tradicionales de hacer política en el Perú no supo construir una alternativa a la actividad política imperante en la universidad y en la nación, sus planteamientos ultra críticos devinieron en una lucha de sectas que enarbolaban un discurso que se fue vaciando de contenido en vez de enriquecerse en la misma práctica política.


El argumento acerca de la necesidad de pertenencia previa o actual a un grupo estudiantil político activo para tener la base para opinar sobre el movimiento estudiantil es inconsistente porque apunta a la misma línea argumentativa de los que afirman que para opinar sobre una sinfonía hay que tocar el violín o para dar un punto de vista sobre el estado peruano habría que pertenecer a la burocracia de dicho estado. Finalmente a los antiguos miembros que ahora realizan una crítica al movimiento estudiantil que pertenecieron, y que son muchos, se les dirá que "en realidad" nunca pertenecieron a ese movimiento puesto que nunca pudieron desechar su postura burguesa y claudicante, es decir, esta supuesta condición necesaria termina abonando un argumento que resulta ser puro ILUMINISMO. Todos somos actores políticos, y los grados de dicha acción política no están estipulados a priori.


Se afirma que la contradicción principal es la contradicción de clase (entendida económicamente) y que el resto de contradicciones son secundarias y que se desprenden de ésta. Es decir que la correcta intelección de cualquier contradicción pasa por asumir esta primera contradicción. Se trata de un reduccionismo decimonónico y de un tipo de escolasticismo marxista muy propio de los movimientos estudiantiles forjados en el infame “marxismo de manual”, que al final resultó ser una resurrección de nuestro triste pasado intelectualista y catequizador que el marxismo peruano no pudo o no quiso superar.


Cito a Enrique Fernando: "Para defender una posición derechista y reaccionaria no es preciso preparar todo un argumento contra los caudillos, basta simplemente con que uno se asuma derechista y reaccionario"
Este argumento es claramente ad hominen y de una lógica precaria. Esas calificaciones fueron propias de la, muchas veces autodenominada, izquierda, que de esta manera llamaba a quienes se oponían al "avance irresistible del pueblo oprimido" y a aquellos que reaccionaban contra “la revolución inminente e históricamente insoslayable”. Derecha y Reacción son categorías vacías de todo contenido útil para una reflexión radical. El contenido que se les quiera dar sólo cumplirá una función dentro de una táctica retórica y vacía, tanto como el término HEREJE en la edad media cristiana, al final hay que pensar ¿quién fue el hereje de quién?

Yo sugiero que se haga una discusión en torno a la universidad teniendo en cuenta no sólo los manuales que sirven para realizar juicios apodícticos con connotaciones religiosas. Por supuesto son libres de tener convicciones religiosas, místicas o ideológicas de cualquier tipo, y realizar las pertinente citas canónicas del caso, pero no hay que tratar de disfrazarlas de autentica reflexión crítica.

Anónimo dijo...

¿Qué intereses se defiende? ¿Qué posición se tiene en este problema? El señor que teme que le digan reaccionario debería meditar profundamente en esta problemática: no se puede ejercer la crítica neutral en un contexto de aislamiento intelectual. No se necesita ser marxista para percatarse de la importancia del factor económico en el análisis de la realidad...

A pesar de lo que dicen los representantes del actual gobierno neoliberal, la situación conflictiva que actualmente vive nuestro país no es obra de revoltosos, y mucho menos de caudillos individualistas. Es fruto objetivo de la crisis social y económica.

En ese horizonte, básicamente pongo mi interés en que de manera colectiva se trate de orientar la universidad en el seno de los cambios y contradicciones que vive actualmente la sociedad, impulsada como está por las masas conscientes y en lucha contra la explotación. La reflexión y el liderazgo vienen de la mano con las necesidades del pueblo, o no serían ni reflexión ni liderazgo, sino sólo un quiste. Un quiste, por suerte, fácilmente depurable.

Anónimo dijo...

Me hubiese gustado leer alguna respuesta con argumentos y menos crispación. Entiendo que algunas personas tengan una gran pasión por sus convicciones. Me alegro por dichas personas. Las pasiones siempre son deseables en un mundo, casi siempre, sumiso al cinismo más ramplón. Pero, tal convicción, asumamos además que está acompañada de buenas intenciones, no convierte la teoría en verdad, ni la hipótesis en axioma y por supuesto tampoco convierte las buenas intenciones en bien.
No suelo tergiversar las opiniones que comento, ni me gusta que tergiversen lo que yo opino, pero bueno, hay que tener paciencia. Algunos creemos que la solución al mundo no esta a la vuelta de la esquina y que por lo tanto necesitamos mucha paciencia. Quizá tanta como la que se necesitará para construir la ciencia proletaria. Ahora me doy cuenta, a raíz del comentario a mi comentario, que no pienso lo que digo y, aún más, lo que creo pensar no es lo que realmente pienso. Por suerte existen hombres que aún tiene el farol en la mano y nos iluminan el camino. Si el señor Ramos lo desea hacer, me gustaría que publicase algún artículo donde expusiera sus tesis sobre el movimiento universitario. De esta manera podríamos entender su postura, puesto que es un tema que le apasiona, y no solo guiarnos por sus afirmaciones que convocan más bien a la empatía emocional que a la discusión crítica racional.

1. Nunca afirmé que el caudillismo fuese el culpable de nuestra actual situación de conflicto. Por cierto ¿alguna vez el Perú dejó de estar en una situación de conflicto?

2. No afirmé que no fuese un factor de suma importancia para entender la realidad la dimensión económica. Pero, me temo, es un viejo truco retórico extraer interpretaciones extremas para ridiculizar el discurso del oponente, supongo que el señor Ramos habrá leído ese simpático librito de A. Schopenhauer "El arte de tener razón".

3. por último, apenas estamos comenzando el diálogo y ya plantea usted que la supuesta postura de su interlocutor es un quiste que, por suerte, resultará fácil de extraer o depurar. No estoy seguro si de alguna forma se basa en alguna suerte de polilogismo clasista o, quizá simplemente, en que le resulta evidente que yo y los que piensan algo distinto a lo que piensa usted, simple y llanamente están equivocados porque no reconocen la verdad. Y si persisten en su error son sujetos que están al servicio de intereses que ni siquiera entienden correctamente, porque además deberían poseer la verdad para saberlo.

4. me encantaría discutir con usted sobre los siguientes conceptos que utilizó con una convicción que, le reitero, encuentro admirable:

a. ¿qué es ser reaccionario?
b. ¿qué significa ser de izquierda o derecha?
c. ¿qué son las masas conscientes?
d. ¿cuál sería el rol de la filosofía académica en una renovación de la universidad o de lo universitario en el Perú?

Por supuesto que esta discusión no serviría para mí de mucho, puesto que como quiste desclasado-al-servicio-de-los-intereses-de-la-burguesía, poco se puede hacer por mí. Pero demostrando que mis argumentos son todos fruto de una interpretación burguesa y viciada per se serían de utilidad. Hay grandes masas de estudiantes que, quizá algún día, puedan leer y comentar esta discusión y de estar manera adquirir conciencia. Por ellos y para servir al pueblo de todo corazón.

Anónimo dijo...

Es problemático que Ud. pretenda subestimarse (llamándose "quiste reaccionario"), y mostrar pesimismo (afirmando que "esta discusión no le va a servir de mucho"), cuando en realidad sólo quiere ironizar sobre mi postura.

En ese sentido, coincido con Ud. en que una actitud caricaturizadora es completamente negativa para quienes criticamos el cinismo farsesco de algunos compañeros (recuerde que hasta hace poco un paradójico grupo de activistas indiferentistas –que se hacía llamar "GARF"– implosionó, ya que sus objetivos sólo iban por la línea del "hacer chongo").

Mire: estamos en una jornada de luchas y protestas nacionales, que también tienen a la juventud universitaria en primera fila. Sobre las definiciones que me pide ("ser reaccionario", "ser de derecha o izquierda", "masas conscientes") le aconsejo que consulte un buen diccionario de ciencias sociales, de aquellos que son verdaderamente científicos, y no estén afectados de idealismo.

Pero, sobre todo, le sugiero que esté al tanto de nuestra realidad presente: es la práctica social la que está develando un significado mucho más riguroso de esos términos. Sólo compare las declaraciones del actual gobierno en contra de las protestas sociales, en franca coincidencia con los postulados del fascismo anticomunista, para saber lo que es "ser reaccionario". También, revise las declaraciones de los empresarios (que piden cárcel y represión para los "revoltosos" de los manifestantes) para saber que es "ser de derecha" (un concepto muy ligado al primero).

Además, vea las luchas de los dirigentes de la educación pública y de los movimientos sociales en general, para saber que es "ser de izquierda". En esa línea, contraste cómo la gente, en su gran mayoría, castiga con su desaprobación colectiva y protesta contundente la actitud represora de las clases dominantes. Ello le indicará lo que son las "masas conscientes".

Recuerde que su opinión o la mía resultan valiosas, en tanto hagan referencia a lo real. Así, dejemos a un costadito el escepticismo relativista, e insertémonos en el mundo de la vida.

Por último, en el horizonte temático del artículo "Política universitaria": efectivamente, la filosofía académica debe tener un rol social, y eso es lo que le dará su sentido universitario (ligado al mundo y sus problemas). Su principal objetivo debe ser el abordamiento de la realidad nacional e internacional, con miras a su transformación revolucionaria.

La investigación es importante en ese contexto. Los jóvenes compañeros ingresantes deben ser concientizados sobre su importancia. No podemos permitir que se nos trate como conejillos de indias, a expensas del liberalismo de algunos malos docentes que pretenden manipularnos. Recuerde que la verdad es liberadora, mientras sea revolucionaria. De poco sirven los "veintes" o "diecinueves" en el récord académico, si sólo abonan a objetivos individuales y/o academicistas.

¿Alguna objeción? Sería interesante saber la opinión del autor del artículo inicial (el señor "de la razón pura"). Si bien soy consciente de que la ínternet da posibilidades de desdoblamiento, podría pensarse que dicho señor ha preferido quedarse en el mundo nouménico (por lo tanto, imposible de ubicar, incognoscible).

http://perennecontradiccion.blogspot.com

Anónimo dijo...

Francisco Ramos ha confundido totalmente los planos, él supone que la universidad está para revolucionar profundamente la sociedad cuando no puede ella transformarse a sí misma. Es cierto que existe una finalidad y es la producción de conocimientos, estos pueden transformar la realidad, pero ¿qué hacemos si no producimos tales conocimientos? "Enrique Fernando" dice que el conflicto real se da entre estudiantes académicos “cien por ciento” y estudiantes que investigan y a la vez asumen claramente una política y una ideología, entre estudiantes pragmáticos e individualistas, por un lado, y estudiantes solidarios, por otro. En otras palabras, entre estudiantes malos, egoístas y estudiantes que piensan en los pobres, pura emotividad.
Coincido con la posición sustentada en el artículo inicial que afirma que la universidad ha sido trastocada en sus funciones principales. Es absolutamente accesorio que la universidad nacional alimente y de cobijo a sus estudiantes, su función principal es la producción de conocimientos. Hay reclamos más importantes como el mayor presupuesto para la universidad nacional, presupuesto que de ser adecuado redundaría en el desarrollo de la universidad. Pero jamás se toma en serio este asunto, se prefiere mendigar comida y residencia. En efecto, hay un sector que no dispone de medios para educarse y ese sector debe ser asistido en estricta correspondencia a sus méritos académicos. Lo más preocupante de todo es que quienes protestan por comida no son precisamente quienes están en desventaja económica sino clasemedieros oportunistas que se acostumbraron al facilismo y se adueñaron de los medios de protesta.
A la pregunta desafortunada de Francisco Ramos acerca de qué intereses se defiende, he de decir que se defiende los intereses de la universidad como productora de conocimientos, como ente encargado de hacer síntesis del conocimiento y contribuir de este modo al desarrollo del país. Es inaudito que esta defensa de las reales atribuciones de la universidad sea considerada como una “posición derechista” o “reaccionaria” por aquellos que no pueden ampliar una plataforma de reclamos justos para con la autoridad. “Enrique Fernando” dice que esta plataforma debe ser amplia e incluir la investigación, pero ¿cuándo los caudillos han tenido una propuesta sensata que no sea inmediata? Siempre exigimos más comida, más dádivas de la autoridad, casi nunca se cuestiona en sus raíces nuestra condición de universidad deplorable. Las exigencias inmediatas sólo retrasan la revolución que debe acontecer en la universidad, una revolución que la conmueva realmente y que cambie nuestro modo de producción de conocimientos. Exhorto a la reflexión a quienes han hecho una ideología del marxismo panfletario, a aquellos que han adoptado como verdad infalible las arengas aduniescas, no hagamos religión de nuestros ídolos, desarraiguémonos de nuestro profundo cristianismo laico-ideológico. Acuso de reaccionarios a quiénes se autonombran defensores de los pobres y a quienes pretenden revolucionar la realidad desde la universidad sin antes haber revolucionado la universidad misma. ¿Queremos cambiar el mundo? Empecemos por casa.

Anónimo dijo...

Sobre "Política universitaria" de Derreinenvernuft

Se puede tratar de tematizar este texto en dos partes:

I) Los caudillos y los operadores políticos

El columnista, en este caso, nos ofrece los alcances de dos personajes que son producto de la crisis política interna de la Facultad de Letras. El primero, el caudillo, se presenta como un ente que entorpece la actividad estudiantil por sus pretensiones de ser reconocido; y, el segundo, el operador político, es considerado como el oportunista por excelencia. Ahora, tenemos, por un lado, a un falso dirigente estudiantil; y, por otro, a un mercenario político. La gran pregunta abierta al público en general es: ¿Cuál es la real diferencia, y por qué creer que uno es menos nocivo que otro? El columnista cree estar seguro de que el mercenario político es menos perjudicial que el falso dirigente estudiantil, en el sentido de que este último atenta en contra de la lucha por verdaderas reivindicaciones. Pero ¿acaso un operador político que pacta y se acomoda con autoridades de dudosa reputación y de accionar político antiestudiantil no es tan perjudicial como aquel que busca aprovecharse de las masas desorientadas? ¿Por qué estar seguro entonces compañero Derreinenvernuft, que al eliminar al caudillo acabaremos fácilmente con el mercenario? acaso los dos no son hijos de una misma madre-crisis. Hijos ilegítimos de un auténtico trabajo político y organizativo de la universidad.

II) El caso Letras

Dudo mucho que se pueda considerar a Letras como último bastión de los falsos dirigentes políticos, pues existen muchos otros en facultades como Sociales y Derecho; así como también sus respectivos mercenarios políticos.

La única solución que podría resolver este problema en Letras y las demás facultades es recargar el trabajo de base y denunciar de manera franca a los operadores políticos que compran conciencias, se acomodan con autoridades corruptas para su propio beneficio. Y con esto, acabar con los caudillos que venden huelgas y distorsionan las luchas estudiantiles (es decir sus derechos).

Anónimo dijo...

El autor del artículo se cree un presocrático, y nos ha dejado su "fragmento" para que lo interpretemos. Pero ya es hora de que responda a las inquietudes planteadas.

Anímese, aplausos no le faltarán. Y, ciertamente, de parte de quienes asumimos una concepción científica de la realidad, también mucha crítica.

Anónimo dijo...

Me gustaría mucho saber qué es lo que se entiende por concepción científica de la realidad. Suena tan agradable que me gustaría plegarme a ese punto de vista. Confío en la capacidad de quien sostiene este punto de vista para explicitar sus afirmaciones.

Anónimo dijo...

Básicamente, una concepción científica del mundo consiste en no quedarse en la cortedad de ver los fenómenos aislados, sino asumirlos dialécticamente, como interrelacionados. Por ejemplo, pensar que los problemas de la universidad necesitan proyectarse a los problemas de la sociedad para ser realmente resueltos, y evitar considerar que aquéllos se van a arreglar con independencia de éstos.

Un poquito menos de dogmatismo ayudaría a comprender la cuestión, entre quienes consideran que tomar posición por la perspectiva dialéctica es asumir "una ideología caduca" (cierto personaje relinchaba esas frases la semana pasada). Mientras se crean las condiciones para ello, seguimos en espera de la reaparición del señor "de la razón pura", a quien sus escépticos correligionarios aclaman.

Anónimo dijo...

Culmino mis intervenciones en este post sentando mi posición: la política universitaria es importantísima. No puede confundírsela con una "actividad más" dentro de las facultades. Es parte central del proceso de investigación que todo educando debe tener: se aprende más de la realidad que de los libros.

Frente a las tendencias liberales de nuestra escuela, aliar los estudios a la vida política puede ayudar a reimpulsar el estudio de nuestro entorno. Suena muy bonito e impactante saberse de memoria los contenidos de los textos de los filósofos, pero es muestra de una tremenda ignorancia el utilizar esos conocimientos para tapar el desinterés por el presente. En pocas palabras, la falta de compromiso no puede ser apañada por un conjunto de pulcros e inservibles conocimientos técnicos.

Sobre los caudillos: es en el proceso de participación política que se va reconociendo su presencia, y se la va desechando. Fuera de él, imposible: los consejos de terceros no serán suficientes.

Esto, a pesar de lo planteado por nuestro enmudecido "Derreinenvernunft". Tal vez prepare un artículo en primera plana para el próximo número del boletín del CEF, denunciando lo poco que lo hemos comprendido. Pero lamentablemente, la vida va por otro carril.